Antes de entrar en detalles, proporcionaré una breve descripción de ambas herramientas, las cuales no solo pertenecen a un tipo, sino a toda una subcategoría.
Los formones constan de una placa de acero rectangular o pletina (acero al carbono o superior). Uno de sus extremos está biselado y afilado en ambas caras. El formón de tornería más conocido es el sesgo o formón oblicuo, que engloba herramientas como los partidores y raspadores.
El formón oblicuo o sesgo fue durante mucho tiempo la herramienta principal en la tornería, especialmente en el ámbito de la carpintería. Es una herramienta rápida, fácil de fabricar artesanalmente y su filo se afila y asienta manualmente por preferencia. Sin embargo, tiene ciertos límites, por ejemplo, en las formas cóncavas a tallar, por lo que se complementa con el uso de la tradicional gubia. El acabado que logra un formón para tornería es de corte fino en comparación con el cepillado manual. El ángulo, bisel y radio del formón deben variar según la densidad o dureza de la madera a tallar. Existen diversos tipos de sesgos para tornear, como el formón oblicuo, formón recto, formón oval, formón redondo, entre otros.
La familia de las gubias en tornería son herramientas creadas a partir de una barra de acero circular (acero al carbono o superior), que habitualmente posee un fresado a modo de escariador y un bisel de ángulo determinado, siendo la gubia de detalle la más tradicional. Existe una subcategoría muy importante de gubias, como la gubia de desbaste, gubia de cañón y raspadores.
La gubia de detalle tradicional es fundamental, ya que puede trabajar con formas cóncavas, convexas y vaciados. Es una herramienta completa y generalmente se afila con un esmeril de banco, creando un bisel de 45 grados (configuración más utilizada).
Personalmente, considero que la gubia es imprescindible y eficaz para todo el desarrollo del torneado. Aplicando el método adecuado, puede dejar la superficie muy bien acabada.
En el proceso de afilado de nuestras gubias, podemos emplear el método de mano alzada, utilizando una plataforma plana regulable que requiere un poco más de experiencia, o algún "sistema de afilado". Este accesorio, adaptado a un esmeril de banco (amolador), no solo acorta el tiempo de esta tarea, sino que también proporciona resultados idénticos en el bisel. El sistema de afilado puede ser tanto comercial como artesanal.
Ve la entrada de Sistemas de afilado
Las herramientas de esta entrada son “two cherries“. En Chile las puedes encontrar en La Boutique del Luthier. www.lbluthier.com
Alejandro Perez
Tornero
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