Todos hemos estado en esa situación, muchas veces sin la orientación adecuada, creyendo que la información disponible, ya sea en una tienda (si teníamos esa suerte) o en internet, era suficiente para tomar una decisión tan importante.
Preguntas como: ¿Para qué la necesitamos? ¿Qué queremos hacer con esta máquina? ¿Será solo un pasatiempo o un complemento para un oficio de carpintería como la mueblería? Idealmente, en el caso de un principiante, estas respuestas deberían estar respaldadas por el asesoramiento de alguien con experiencia profesional en tornería y con un conocimiento práctico comprobado.
Podríamos ver a "woodturners" que fabrican pequeñas cajas adquiriendo tornos gigantes, o a otros comprando tornos de 20" de volteo, solo para tornear patas de muebles donde lo importante es la bancada. Son ejemplos que un aspirante a tornero no debería seguir, ya que estas decisiones responden a necesidades específicas, basadas en la experiencia o preferencias personales.
"El volteo es la capacidad máxima de ancho que cada torno puede trabajar."
"La bancada es la mesa o superficie donde se sitúan el carro portaherramientas y el carro de la contrapunta, y determina la capacidad máxima de largo que puede manejar el torno."
Hace unos años, en Sudamérica, fueron muy comunes y populares los tornos básicos que se vendían con un accesorio copiador, generalmente disponibles en tiendas de construcción. Sin embargo, este accesorio no resultaba útil si la pieza de madera no estaba previamente cilindrada, lo que limitaba su funcionalidad.
Además, después de usar el accesorio copiador, era necesario repasar las formas con herramientas manuales, ya que la calidad del proceso era tan deficiente que requería corrección. Debemos comprender con esto que no es lo mismo un accesorio copiador a un torno copiador.
Algunos alumnos se han sorprendido al descubrir que un torno copiador, de uso industrial, tiene en Chile un valor inicial aproximado de 5 mil USD o más, y que los tornos copiadores actuales suelen estar automatizados, lo que cuadruplica ese valor.
Este tipo de decisiones de compra, que observamos ocasionalmente, puede generar confusión en muchas personas, especialmente si el vendedor no proporciona la información que un comprador inexperto necesita o recomienda un accesorio como esencial, cuando lo más importante es la máquina y su funcionamiento principal.
Ver precios tan elevados, ya sea para un simple pasatiempo o para la fabricación de objetos específicos, puede hacer que estas máquinas parezcan inalcanzables. Si además, consideramos que los accesorios son cada vez más indispensables para cada estilo de tornería, sumado al costo de las herramientas de corte, los gastos de inversión continúan acumulándose.
Tornos artesanales
En teoría, con un par de chumaceras, un motor, un eje, un accesorio básico de sujeción y un par de poleas escalonadas, podríamos armar un torno rústico. Sin embargo, aún faltarían varios componentes para lograr una máquina completamente funcional, capaz de tornear la mayoría de los elementos que fabricamos tradicionalmente en tornería.
En cuanto a los tornos artesanales que podemos fabricar por nosotros mismos o encargar a un experto en estructuras metálicas, soldadura y mecanizado, es crucial considerar que el constructor no solo debe dominar su oficio, sino también comprender con precisión nuestras necesidades. Es fundamental que conozca a fondo el funcionamiento de un torno, el diseño adecuado de cada una de sus partes y componentes, y que, en lo posible, la máquina acepte accesorios que complementen el trabajo con diferentes técnicas.
Para un principiante, esta tarea implicaría numerosos errores y ajustes. Además, fabricar un torno propio no es una opción económica. Por lo tanto, este conocimiento está estrechamente ligado a la experiencia previa en tornería y al manejo adecuado de un torno para madera, lo que debe reflejarse correctamente en una máquina artesanal.
Un ejemplo admirable de la construcción de un torno para madera es el torno Kollong, diseñado y fabricado por Antonio Soto Huentretripay, de Puerto Montt, Región de Los Lagos, Chile.
Antonio, con varios años de experiencia en tornería, construyó un torno robusto con variador de frecuencia para controlar la velocidad, compatible con los accesorios tradicionales de la tornería. Además de fabricar artículos decorativos, se especializa en la creación de copas y cuencos. También utiliza un minitorno como máquina auxiliar.
Eligiendo máquinas
Primero, es importante aclarar que en el mercado existen diferentes niveles de tornos. En el nivel más bajo, encontramos máquinas genéricas fabricadas con aceros delgados y ensambladas con tornillos (en Chile, corresponden a marcas como Einhell, Bauker, Itaka, entre otras). Estos modelos cuentan con motores que rondan los 400 W (1/2 HP) y no pueden mantenerse funcionando por más de 30 minutos, ya que disponen de un termostato que evita el sobrecalentamiento del motor. Además, estas máquinas no aceptan accesorios de forma directa. Aunque cumplen con su función básica y permiten realizar diversas tareas, no alcanzan el estándar ni el concepto de un torno para madera. Un torno adecuado debe ser firme y robusto, preferiblemente fabricado en acero fundido.
En la categoría básica encontramos los minitornos. Estas máquinas, más pequeñas que los tornos tradicionales, tienen tamaños que van desde las 10” hasta las 12” de volteo. Por debajo de ese tamaño, se consideran microtornos, que tienen capacidades y opciones más limitadas. A pesar de su tamaño, los minitornos suelen ofrecer la posibilidad de ampliar su bancada mediante extensiones, un accesorio que aumenta su versatilidad y permite realizar proyectos como patas de muebles. Los motores de estos tornos suelen tener entre 3/4 HP y 1 HP, y ofrecen control de velocidad tanto manual (mediante poleas escalonadas) como a través de variación electrónica (variador de frecuencia). Desde mi perspectiva, este tipo de máquinas son ideales para mueblistas que ocasionalmente necesitan tornear una pata (utilizando la extensión) o fabricar tiradores, así como para torneros que trabajan en la creación de lapiceras, cajas, copas y otros objetos de dimensiones similares.
Un torno de categoría estándar se clasifica con un volteo entre 16” y generalmente con una bancada extensa. En esta categoría se pueden encontrar máquinas de gama media y alta. Son robustos, fabricados en acero, al igual que los minitornos, y pueden estar disponibles con o sin patas (para sobremesa).
De igual manera, existen herramientas de corte económicas fabricadas con aceros de baja calidad que no retienen el filo por mucho tiempo (aceros no compuestos). Aunque pueden hacer el trabajo, estas herramientas requieren afilados frecuentes, lo que altera significativamente la dinámica del torneado de madera. Como mínimo, se recomienda utilizar herramientas de acero de alto carbono, aceros Cr-V o aceros HSS, ya que ofrecen una experiencia de torneado mucho más eficiente y agradable.
•Si el objetivo es utilizar el torno para fabricar patas de muebles, la opción más adecuada será un torno sencillo pero firme, con un "volteo" máximo de 12” a 16” y una longitud útil (bancada) de 36”. El motor no necesita ser tan potente, con un motor de 1/2 hp ya sería suficiente.
•Si el objetivo es tornear cuencos, lo ideal es contar con una máquina que tenga una capacidad de volteo desde 16”, sin importar demasiado la longitud de la bancada y un motor desde 1 hp.
•Si lo que buscas es aprender y realizar una amplia variedad de trabajos en tornería, descubriendo sobre la marcha qué estilo terminarás adoptando, adquirir un torno gigantesco o de gama alta no es la decisión más responsable. La experiencia y la especialización en este campo requieren tiempo y no se logran de inmediato.
¿Tornos con variador de velocidad?
Si planeas trabajar a velocidades inferiores a 500 rpm o tornear cuencos de más de 40 cm, especialmente desde troncos o mitades sin procesar, el variador de velocidad es ideal por razones de seguridad. En caso contrario, no sería necesario.
Personalmente, uso dos velocidades para la mayoría de los objetos que fabrico. Tengo un torno con variador de velocidad (Laguna Revo 1836) desde 2016 y dos minitornos Jet para los alumnos del taller. Me gusta el torno Laguna Revo, pero no tendría inconveniente en cambiarlo por un torno clásico de 16" con velocidad regulada por poleas intercambiables. El cambio manual de velocidad no toma más que unos segundos, y no contar con un variador de velocidad no es un factor importante en mi práctica de tornería.
Un punto importante sobre los variadores eléctricos es que, en caso de fallo, te quedarás con una máquina inoperativa hasta que sea reparado, lo cual debe tenerse en cuenta, ya que no es tan sencillo como cambiar solo el motor.
Existen también tornos con variador de velocidad mecánica, esos casi clásicos de poleas cónicas con una palanca, que permiten regular la velocidad solo cuando la máquina está en marcha, reduciendo o expandiendo las poleas del cabezal. Los también conocidos genéricamente como MC-900 no alcanzan velocidades muy bajas y, en general, son bastante ruidosos, salvo algunas excepciones (recomiendo verlos en funcionamiento antes de comprarlos si el ruido es un factor importante en tu decisión o práctica).
Hace varios años tuve un torno con poleas cónicas accionadas por palanca, un Mastercraft “wood lathe tour à bois”, era bastante bueno y muy firme, pero también “muy ruidoso” por su sistema mecánico de velocidad variable.
Mi primer torno fue un Minitorno genérico de principios de los 90’s, y mi mejor máquina, en cuanto relación precio y capacidades, fue un torno alemán scheppach DMV-200 de fines de los 80’s , con velocidad manual de poleas intercambiables y 16” de volteo, que lamentablemente deje ir. No era considerado de gama alta en aquel tiempo debido a su antigüedad y configuración, pero era muy firme y cómodo, con el aprendí mucho, me permitió producir profesionalmente con el torno y finalmente concretar el estilo de tornería que quería practicar. Le costó 100 mil pesos a mi esposa y lo encontró en un agónico taller carpintero, ellos creían que no funcionaba y estaba tirado como chatarra.
Conclusión.
Mi consejo honesto es asesorarse adecuadamente, será más económico que comprar y revender máquinas que no cumplieron con las expectativas o exigencias, o que no se lograron aprovechar por una mala elección.
Alejandro Perez.
Tornero en shakutaller.
Gracias por la información. Saludos